La Comunidad Cristiana de Isla Cristina, representada por los miembros de los Consejos Parroquiales de sus tres iglesias, así como el Consejo de Cofradías y sus Hermandades de penitencia y gloria, quieren manifestar públicamente su sereno dolor e indignación ante las ofensas que, nuestras más profundas convicciones religiosas y nuestras propias personas como creyentes, estamos sufriendo por las blasfemias e injurias que desde algunas agrupaciones de carnaval se vierten en las letras de varias canciones.
Creemos entender correctamente la idiosincrasia del carnaval, que no es otra que la de divertir y hacer felices a las personas desde la crítica social y pública, de la que sanamente todos podemos ser objeto. Igualmente entendemos el valor que supone para todos la libertad de expresión, libertad que nadie debe intentar socavar, tampoco nosotros.
Pero entendemos que la libertad de expresión y la crítica social ajena al carnaval, ha de estar tutelada en toda circunstancia, tanto en sus personas como en sus creencias, por el respeto a aquellos sobre los que se ha de ejercer y por el derecho al honor de los mismos.
Consideramos que tales derechos han quedado dolorosamente vulnerados por la letra y el espíritu de algunas composiciones carnavaleras que ofenden groseramente al Santísimo Sacramento, que recordamos es el cuerpo de nuestro redentor, luego lo más sagrado para nosotros, así al sacramento de la penitencia por las mofas sobre él vertidas, y al conjunto de los cristianos que participamos de su celebración.
Consideramos igualmente inapropiado las bromas que se hacen sobre las sagradas imágenes de nuestras parroquias y Semana Santa, que por nuestra fe, son para nosotros iconos de la presencia de Dios y de la Virgen Santísima.
Entendemos y pensamos que la mejor crítica y las mejores carcajadas son aquellas que brotan del respeto y de la finura y delicadeza de quien bien sabe hacer las cosas. La Grosería y el mal gusto, por el contrario, denigra tanto a quienes las recibe como a quienes las lanzan.
Nos sentimos dolidos y agredidos. Por ello pedimos justicia, pero firmemente, que se respete cuanto para nosotros es sagrado así como para nuestras personas, en cuanto a colectivo.
No exigimos que de nosotros no se hable en el carnaval, pues somos unos ciudadanos y un colectivo más. Pero si pedimos que se haga con el mismo respeto con el que públicamente intentamos expresarnos nosotros ante quienes, queriéndolo o no, tanto daño nos está haciendo.
Deseamos además, mostrar nuestro más sincero agradecimiento a aquellas personas, agrupaciones y peñas que, comprendiendo nuestro malestar, nos han querido escuchar en estos días previos, haciendo cuanto ha estado en sus manos, para eliminar aquello que pudiese resultar ofensivo.
Por último, nuestro deseo que, una seña de identidad tan significativa de nuestro pueblo, como es el carnaval, siga creciendo de año en año, siendo en todas partes embajador de un pueblo alegre, acogedor y respetuoso en el que la grosería, el insulto y la chabacanería nunca han sido un referente y en el que esperamos que nunca lo será.
